Amados Tabernáculos de Dios:
Yo soy Su Iglesia. Ustedes son Su Iglesia. Somos el Tabernáculo en el que Dios habita. Somos la Iglesia del Dios viviente; el Dios viviente que vive en nuestro ser. Nuestras acciones son las acciones de Dios. ¡¡Gloria!!
Estamos reuniéndonos todos, en pequeños lugares alrededor del mundo; uniéndonos todos alrededor de la Voz de Dios, Su Palabra para hoy.
Es tan maravilloso. Sin ataduras a nada, solo a Jesucristo y a Su Palabra. Eso es Todo, punto. Nos estamos sentando juntos en lugares Celestiales siendo perfeccionados por la propia Voz de Dios.
Vamos hasta el final del camino. Todos vamos a la Tierra Prometida. ¡Cada uno de nosotros! Ya sea Ud. una ama de casa, una jovencita, una anciana, un anciano o un joven, lo que sea Ud., todos iremos. Ni uno solo de nosotros se va a quedar. Cada uno de nosotros va a ir, y “no nos vamos a detener por nada”.
Creemos que debemos estar todos juntos. Un gran grupo unido del Cuerpo de Jesucristo, esperando esa gloriosa Venida. No deberíamos estar separados, pero el hombre se ha salido del camino bien marcado de la enseñanza del Evangelio.
Debería haber alguna manera de mostrar definitivamente cuál está correcto y cuál errado. Y la única manera en que podrán hacerlo, es no poner ninguna interpretación a la Palabra, solo leerla de la manera como está y creerla de esa manera. Cada hombre está poniendo su propia interpretación, y hace que Ella diga algo diferente. Solo hay UNA VOZ DE DIOS PARA LA NOVIA. ¡PRESIONAR PLAY!
Yo digo esto para esta cinta y también para esta congregación presente; yo digo esto bajo la inspiración del Espíritu Santo, “¿Quién está del lado del Señor? Que venga bajo esta Palabra”.
La Palabra para nuestro día tiene una Voz. Nuestro profeta es esa Voz. Esa Voz es la Palabra viviente para nuestro día. Fuimos predestinados para escuchar esa Voz y para ver esta hora, y no hay nada que vaya a detenernos de escuchar esa Voz.
Nuestra fe Lo ve y elige escucharlo sin importar lo que cualquiera diga. No bajamos la mira para mirar hacia otro lado. Mantenemos nuestra mira centrada en la Palabra y nuestros oídos sintonizados a esa Voz.
Con una consagración a Ti Señor, de nuestros corazones a Tus Oídos, esta es nuestra sincera oración:
Que nuestras vidas cambiarán de este día en adelante, que seremos más positivos en nuestro modo de pensar. Nos esforzaremos por vivir en tal dulzura y humildad, que, creyendo que lo que le hemos pedido a Dios, Dios lo concederá a cada uno. Y no hablaremos mal el uno del otro, ni de nadie. Oraremos por nuestros enemigos y los amaremos, haremos bien a aquellos que nos hacen mal a nosotros. Dios es el Juez de quién está correcto y quién no.
Los invito a venir y ungir su Fe escuchando la Voz de Dios con nosotros este domingo a las 12:00 p.m. (hora de Jeffersonville) mientras escuchamos: ¿Por Qué Clamas? ¡Di! (63-0714M).
El Hermano Joseph Branham