Queridas Águilas:
¡Qué día!, ¡qué hora en la que estamos viviendo! Una vez más, son tiempos Bíblicos, las Escrituras se están cumpliendo en nosotros y alrededor nuestro. Han llegado los días en que la Novia ha anhelado vivir desde la época de Adán.
Las profecías sobre las que hemos leído en nuestra Biblia, lo que Su profeta nos habló, están sucediendo a diario y somos parte de eso. Estamos en paz al estar sentados juntos en lugares celestiales, en la Presencia de Esa Palabra, madurando y llegando a la madurez completa. Está aconteciendo la manifestación plena de la vindicación de que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
Nos ha sido revelado que La Palabra no terminó con Jesús. Ese fue solo el principio; aún vendría más de Jesús. Él acababa de comenzar la restauración de Su iglesia. Él dijo: Volveré en carne humana como lo hice con Abraham y les revelaré aún más de la Palabra. Entonces, para recibir esa Palabra, debemos tener la Revelación Divina de quién es Jesucristo en NUESTRO DÍA.
¿Ven Uds.? Todo—todo el programa, toda la Iglesia, está edificada sobre revelación Divina. Jesús dijo, en San Mateo, el capítulo 16: “Porque no te lo reveló carne y sangre, sino Mi Padre que está en el Cielo te ha revelado esto”. ¿Qué era? La revelación de Quién era Él. “Y sobre esta Roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas del hades no prevalecerán contra Ella”. ¿Ven? La revelación de Jesucristo en esta hora, ¡no lo que Él fue en otra hora!, lo que Él fue hoy, la Biblia lo expresa, está creciendo en la Novia, a la estatura plena.
Como Él prometió que lo haría, nos ha dado la Revelación Divina completa y verdadera de Sí mismo en nuestro día, y estamos madurando como Su Novia, a la estatura completa.
¿Podemos siquiera comenzar a comprender lo que está sucediendo? Él ha traído ahora Su gran plan al final, está terminado, Él ha restaurado a Su Novia predestinada nuevamente a la Palabra original, y hemos venido a ser Palabra sobre Palabra sobre Palabra.
El Rapto está a la mano, la Nueva Rama ha brotado; somos los primeros frutos de la copa del árbol, al sentarnos en la Presencia del Hijo, la Palabra Hablada para nuestro día y hemos estado preparándonos para la Cosecha.
¡Cuánto deberíamos alabarlo a Él! ¡Cuánto deberíamos adorarlo en cada minuto de cada hora del día! Él nos ha revelado que somos un gen de Él, un atributo desde el principio. Caminamos con Él, hablamos con Él, sufrimos con Él, morimos con Él en el Calvario, pero nos levantamos nuevamente con Él y ahora nos sentamos con Él en lugares celestiales, en comunión con Él mientras nos dice que somos Su Novia.
No queremos mezcla de ninguna otra palabra en nosotros. Tiene que ser el Pan de Dios sin levadura, la Palabra de Dios sin adulterar, que es el Mensaje de la hora. Queremos escucharlo directamente de los labios de Su mensajero vindicado de la hora: Jesucristo Mismo hablando por medio de labios humanos. No es la palabra de un hombre, es la Palabra Viviente de Dios que le habla a Su Novia por medio de Su profeta. Los cielos y la tierra pasarán, pero Ella no puede fallar.
Para nosotros, es este Mensaje, estas cintas, la Voz de Dios... O NADA.
Que las águilas de todo el mundo se reúnan este domingo en el cuerpo muerto a la 1:00 p. m. (hora de Jeffersonville) para escucharlo a Él revelarnos: Eventos modernos son aclarados por profecía (65-1206).
El Hermano Joseph Branham