Domingo
23 Agosto 2020
64-0620E
Dios Tiene Un Cordero Provisto

Queridos Bendecidos:

¿Qué sucedió el domingo cuando todos estábamos unidos, escuchando la Voz de Dios que nos hablaba? Se nos ordenó imponer las manos los unos sobre los otros. Entonces Dios habló por medio de Su mensajero y dijo:

Yo reprendo al diablo. Satanás, tú no eres más que un fanfarrón, y has sido expuesto aquí mismo entre la gente, por la evidencia Escritural de un Jesús vivo, resucitado. Te conjuro por el Dios viviente, sal de estas personas y déjalas ir, para la gloria de Dios.

Ahora, debido a que hemos reconocido Su Palabra que está siendo manifestada y haciendo exactamente lo que Él dijo que se haría, Satanás fue expuesto, luego reprendido y expulsado. Todos los que creyeron que Dios les estaba hablando, fueron sanados.

NOSOTROS CREÍMOS, ASÍ QUE ¡¡TODOS FUIMOS SANADOS!!

No hay nada más poderoso que la Voz de Dios hablando Su Palabra. Pero no es para todos, es solo para aquellos que reconocen y creen que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

Si hubieran podido vivir hace 2000 años y asistir a una iglesia donde Jesús estaba hablando, se acercarían a Él y dirían: “Jesús, tengo una necesidad, ten misericordia de mí. Reconozco Quién eres, habla la Palabra y recibiré lo que necesito”. Cuando Él orara por usted, su corazón saltaría de gozo, pues usted sabría que NADA podría interponerse en Su oración.

Dios HA proporcionado una manera para que hoy hagamos exactamente eso. Una iglesia a la que podemos asistir donde Jesús mismo está hablando. Algunos no reconocen que es una iglesia, sin embargo, es una iglesia.

Las teníamos conectadas por todo el país la otra noche, cada doscientas millas cuadradas tenía una de mis iglesias.

Tratando de hacer un servicio a Dios sin ser la Voluntad de Dios (65-1127b)

Si desea que Jesús hable en su iglesia en casa o en su iglesia donde todos pueden reunirse, los invito a vivir la experiencia de Elohim hablándoles directamente. Es muy fácil, PRESIONEN ‘PLAY’.

Este domingo, Él nos hablará una vez más y se develará Él mismo ante nosotros, demostrando que es el Jesucristo resucitado. También nos contará cada detalle de lo que Zaqueo estaba pensando ese día cuando subió a un árbol para ver a Jesús. Él estaba limpiando la basura de su ropa nueva y se le había clavado astillas en las rodillas y por todas las manos. Estaba allí sentado, sacándolas, mientras esperaba que pasara este supuesto profeta. “Nadie podrá verme cuando Él suba por esa calle. Cuando volteé en la esquina, voy a cubrirme con una hoja grande aquí, para que pueda mirar y verlo”.

Cómo el ciego Bartimeo se quedó dormido y llegó tarde esa mañana, puesto que toda la noche estuvo soñando que podía volver a ver. Se daba vueltas en la cama, pues pensaba que podía ver, pero luego se dio cuenta de que era solo un sueño.

Cómo su genuina madre hebrea lo llamaba alrededor de las dos de la tarde: "Bartimeo". Salía al porche delantero y sacaba la vieja mecedora, lo tomaba en sus brazos y le contaba historias de la Biblia. Oh, cuánto amaba Él sus historias de la Biblia.

Allí sentado esa mañana sobre la misma roca que Jehová había derribado de los muros en los días de Josué, pensó: “Aquí mismo, en este pequeño camino donde estoy, los grandes y poderosos profetas Elías y Eliseo pasaron juntos por ese mismo camino. Si tan solo hubiera podido vivir en ese día y haber estado sentado aquí, habría corrido hacia esos profetas, me habría postrado sobre mi rostro y habría dicho: "¡Oh, profeta de Dios! Ore por mí y Jehová me devolverá la vista".

Así como Dios le proveyó a Bartimeo ese día, así también Dios nos ha provisto este día.

Me gustaría invitarlos una vez más a acompañarnos este fin de semana. Prometo que será como quitar la tapa de un pozo artesiano, el agua saliendo a chorros; y entre más brota, más fría y fresca sale.

El sábado por la mañana escucharemos: ¿Quién es Jesús? (64-0620B), en el horario que les convenga.

Luego, el domingo, nos uniremos todos a la 1:00 p. m. (hora de Jeffersonville) para escuchar: Dios tiene un Cordero provisto (64-0620E).

¿Qué podría suceder mientras nos reunimos en la Presencia de Dios?

El Hermano Joseph Branham